Hemos tenido dos días muy intensos de canto, percusión y danza con el gran Sergio López Santos y más de veinte participantes que lo han dado todo. También nos hemos sentido muy bien acogidos en Celadilla-Sotobrín, y con sus habitantes hemos compartido una partida al juego de la tuta y un taller sobre el lenguaje de las campanas en el campanario. Hemos comido rebien, y disfrutado mucho más. Sólo podemos decir: qué suerte de estar rodeadas de gente tan brutal.